El escepticismo
"La familia, los sindicatos, la iglesia, los partidos, el Estado... ya no tienen capacidad de liderazgo (Bauman, 2004), han dejado globalmente de funcionar como principios absolutos y, en distintos grados, ya nadie cree en ellos, en ellos ya nadie invierte nada. Este estado de abandono y desencanto que genera el escepticismo para encargarse de inducir un sentido. Cuando la propia necesidad de sentido ha sido barrida y la existencia puede asentarse en un escepticismo que anula la aspiración a nuevos valores, el individuo estructura la propia vida en torno a los valores y fuentes de sentido que les son inducidas.
De este modo, se erigen las nuevas religiones del siglo XXI, como el consumismo, la apariencia y la autocomplacencia (éstas últimas como medios para activar el propio consumo) (Burbules y Torres, 2005). " (Ruiz, 2009, pp. 179-180)
"La persona actual queda en un estado de vulnerabilidad ante la fortaleza de los estímulos generados por la cultura de la apariencia. El individuo queda inmerso en una sociedad evanescente y consumista, en la que todo puede comprarse y venderse. Una sociedad en la que el consumo es promovido a través de la exaltación del culto a la apariencia y a la propia autocomplacencia: el Yo, como objeto de atención, culto y veneración, mayores son la incertidumbre, la ansiedad, la insatisfacción y los interrogantes. El Yo se convierte en un espejo vacío: imposibilidad de sentir, vacío emotivo generado por un identidad confusa que gira en torno al consumo constante de apariencias y modas" (Ruiz, 2009, pp. 180-181)