El proyecto Silk Leaf crea hojas artificiales a partir de proteínas de seda que
imitan la función de sus homólogas naturales para absorber dióxido de
carbono y transformarlo en oxígeno. Nueva solución sostenible que hace
frente a la contaminación Todos los seres humanos necesitamos del oxígeno
para vivir, por lo que es un asunto bastante importante. Cada animal y planta
del planeta necesita oxígeno para existir, sin embargo, lo hemos descuidado y
contaminado hasta niveles altísimos. Esta mala praxis hace que sean
imprescindibles nuevas soluciones sostenibles o verdes que hagan frente a los
problemas actuales, especialmente en las ciudades.
La respuesta del PNUMA se ocupa de cuatro áreas: Ayudar a las naciones a gestionar los desechos
médicos de la COVID-19. Producir un cambio transformativo para la naturaleza y las personas. Trabajar
para garantizar que los paquetes de recuperación económica creen resiliencia para crisis futuras.
Modernizar la gobernanza ambiental a nivel mundial.
Se necesita luz visible y agua para permitir la reacción
Todo ello, "gracias a la capacidad fotosintética de los cloroplastos estabilizados dentro de la proteína
de la seda. Se necesita luz visible y agua para permitir la reacción", explica su creador Julian Melchiorri,
ingeniero y empresario reconocido por Forbes como el mejor emprendedor social europeo menor de
30 años en 2017. Melchiorri diseñó este innovador prototipo capaz de realizar la fotosíntesis de
manera artificial apoyándose en el uso de la tecnología e inspirándose en el importante trabajo que
lleva a cabo la vegetación que nos rodea. Para llevar a cabo este proyecto, se estabilizaron las
propiedades de los orgánulos celulares –los llamados cloroplastos– de la proteína de la seda
asemejándolos a los de las plantas.
La primera hoja biológica artificial hecha por el ser humano
El éxito de Silk Leaf se basa en ser "la primera hoja biológica artificial, hecha por el ser humano", aclara
su creador. "Es muy ligera, con un bajo consumo de energía y completamente biológica", añade. Una
vez completado este paso, se introdujo una tecnología integrada para proporcionar el agua y la luz
necesarias para producir oxígeno. La posibilidad de completar este proceso natural gracias a la
innovación plantea una oportunidad tan importante como es optimizar la generación de oxígeno. Para
ello, se deben tener en cuenta factores como la composición, la cantidad y la eficiencia de los
cloroplastos en la seda.
Las hojas artificiales pueden resultar muy útiles cuando hay poco oxígeno
"Publicaciones científicas recientes muestran que las intervenciones nanobiónicas en cloroplastos
aumentan su eficiencia fotosintética en un 49%. Esta y otras investigaciones sobre modificación
genética podrían permitir una mejora dramática de su eficiencia", señala Melchiorri. Según su creador,
el prototipo de Silk Leaf ha sido fundamental a la hora de establecer las bases y el potencial que una
reacción química como la fotosíntesis podría tener en nuestra vida cotidiana. Debido a sus resultados
positivos, a su bajo consumo de energía y a su modularidad, el uso de hojas artificiales puede resultar
muy útil en situaciones en las que el oxígeno extra sea necesario.
Esta iniciativa podría también permitir alargar en el tiempo en el espacio
Por ejemplo, en sistemas de ventilación, en amplias superficies, como fachadas de edificios e, incluso,
en misiones de exploración espacial. Una iniciativa de este tipo podría permitir alargar en el tiempo
las misiones espaciales, asegura Melchiorri. Una vez elaborado este prototipo, las posibilidades son
innumerables. "Mi idea era utilizar la eficiencia de la naturaleza en un entorno construido por el ser
humano", afirma su creador. Este tipo de avances tan disruptivos ponen de manifiesto la importancia
de la innovación a la hora de dar respuesta a las necesidades basadas en construir entornos más
sostenibles y eficientes.