El Concepto De La Economia Y Sus Implicaciones En La Etica Publica
El presente artículo pretende abordar el concepto de la política a partir del análisis y comparación de dos autores que se
plantean ese objetivo. A tal fin se parte de dos textos: “El concepto de lo político”, de Carl Schmitt (aparecido en 1932,
traducción de 1998), y “La conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado”, de Norbert Lechner (1986), autores
nacidos en Alemania. Vamos a ver las ideas de los autores:
1. Carl Schmitt: lo político definido por el antagonismo amigo/enemigo:El objetivo de Schmitt
es encontrar un criterio último al cual pueda reconducirse todo cuanto sea acción política;
para esto se vale del símil con otros dominios en los cuales ya existe un criterio de
demarcación que define un campo propio: “supongamos que en el dominio de lo moral la
distinción última es la del bien y el mal; que en lo estético lo es la de lo bello y lo feo; en lo
económico la de lo beneficioso o lo perjudicial” (Schmitt, 1998: 56). La guerra se presenta como
el medio político extremo, pero siempre latente, de la oposición amigo/enemigo, y lo político
solo tendrá sentido mientras exista esa posibilidad en el mundo. La política en un mundo
pacificado es impensable y toda guerra responde o remite a la acción política; por eso Schmitt
no concibe guerras por motivos “puramente” religiosos, morales o económicos, ya que de las
distinciones específicas que configuran estos dominios (piadoso/impío,etc)
2. Las especificidades de la política en Lechner El trabajo de Lechner(1986) busca determinar el papel y
el objetivo de la política en la construcción del orden; igualmente, le interesa mostrar cómo la política
ha adquirido determinada significación dependiendo de la función que se le asigne. Para esto analiza la
concepción de la política en cuatro escenarios, a saber:a) Concepción del orden. Si se concibe la
sociedad como un orden natural inmutable, la política se concibe como competencia, pero sin
plantearse la transformación del orden (teoría pluralista). Sin embargo, la verdadera dimensión de la
política es considerarla como un momento en la producción y reproducción de la sociedad por ella
misma. b) Técnica e interacción. Algunos partidarios de la transformación histórico-social del orden
conciben la política como técnica social que actúa sobre lo posible o factible. Lechner propone
entender la política como la construcción de subjetivación de los sujetos mediante la reciprocidad
Con el otro c) Acción instrumental y expresión simbólica. La
política es entendida como acción instrumental que
persigue determinados fines “terminales”. Lechner apuesta
a entender la política como expresión simbólica de una
identidad colectiva. d) Formalización y subjetividad. La
formalización de la escena política en las democracias
contemporáneas aleja al individuo de la política; sin
embargo, la formalización es necesaria para que la
subjetividad se exprese. Para Lechner, el objetivo de la
política, su tarea, es la construcción del orden social, el cual
se logra a partir de elaborar alternativas posibles
tendientes a la transformación de las condiciones de vida
actuales.
3. Comparación de tesis Para Schmitt, el Otro, el extraño, representa una amenaza en cuanto
negación óntica del ser propio: la posibilidad de la muerte obliga a agrupar a los hombres en
amigos/enemigos, y es aquí donde aparece la política y la guerra (esta última como posibilidad
extrema). Para Lechner, en cambio, la política es concebida como proceso de subjetivación: hay que
enfrentar al Otro, no para aniquilarlo sino para asumir la diferencia y así poder reconocerse a sí
mismo; a través del conflicto reconozco la libertad del Otro como condición de la propia libertad. Es
necesaria esta reciprocidad para lograr la subjetivación y hacer posible la política: “El orden posible
es y será un permanente conflicto, pero conflicto no es igual a guerra” . Schmitt deriva lo político
del antagonismo del Otro, mientras que Lechner deriva la política de la construcción de
subjetivación que permitirá la transformación del orden; dicha
5. Conclusiones: Entender la política como una específica
dimensión humana, rescata la valoración ética de la misma,
presente en la filosofía política clásica y medieval ya señalada.
Esta sería una concepción “positiva” de la política, vinculada con
la formación del carácter cívico, el servicio público y la formación
ciudadana. Aquí, la política se ubica en las discusiones de la
filosofía práctica.
Comprender la política únicamente como
actividad para el ejercicio del poder
político, termina siendo una aproximación
“negativa” que reduce lo político al campo
de la imposición y el domino de unos
sobre otros; por ello, muchas veces se
identifica la política con el uso técnico del
poder.
El rescate de la visión ética de la política conlleva una
revalorización de la misma, la pone en un punto más alto
dentro del esquema axiológico humano, pues la política deja
de ser un simple medio para ejercer el poder político y pasa a
transformarse en un fin en sí mismo: la política como
realización humana.
El contenido. Los temas de que se ocupa la política tienen que ver con aquella
dimensión humana que trasciende hacia lo público (asuntos compartidos
sometidos al criterio de la visibilidad y el debate abierto). El contenido de la
política se circunscribe a lo considerado como de interés público, a aquello que
una comunidad percibe como fundamental para su supervivencia y desarrollo
en un momento determinado
El objetivo. Permitir la construcción (deconstrucción y reconstrucción)
del orden social, ya sea mediante la transformación de las
condiciones materiales de vida (si este es el horizonte) o mediante el
logro de la cohesión social (generando certidumbre, identidad y
simbología). Esto se logra mediante procesos de asignación y decisión
de objetivos y fines a la sociedad.
La forma. La acción política siempre adquiere el formato partidario/adversario
porque siempre es antagonismo, conflicto y combatividad de ideales y
programas, pero esto no significa que sea guerra y exterminio como lo plantea
Schmitt, quien exagera al reducir la política a la posibilidad de la muerte de uno
mismo o del adversario (justificando la guerra por el solo hecho de la amenaza).