En este
Modelo, se asume que un docente, antes de enseñar, debe tener la disposición
a aprender; aprender de los demás y de su propia práctica, a fin de que pueda
acumular el “saber” y desarrollar el “saber hacer” resolviendo situaciones
complejas.
Anticiparse
al fracaso escolar significa que cada profesor, desde el momento de planear,
considere los saberes previos, las características, capacidades, estilos y
ritmos de los estudiantes, que le permitan propiciar oportunidades
diferenciadas. Debe ubicar, atender y, en su caso, canalizar a los alumnos que
por alguna razón (condición física, psicológica, emocional, socioeconómica,
familiar o cultural), tienen mayores dificultades de aprendizaje y por ende
están expuestos a reprobar o a desertar.
Ubicar y
atender bajo un enfoque preventivo a un estudiante en situación de
vulnerabilidad, contribuye a una mayor equidad, condición para la calidad
educativa. Para ello, deberá contar con la información que arrojan las
evaluaciones externas de carácter internacional, nacional y estatal; datos que
aportan elementos para el diálogo y discusión pertinente entre docentes, para
plantear estrategias que permitan elevar el nivel de logro de la escuela a
partir de la atención efectiva de los alumnos.
Además,
deberá compartir con sus colegas y con los servicios de asesoría interna y
externa estas situaciones que le representen un factor de riesgo.
Por otra
parte, se apuesta a que el equipo de docentes centre su preocupación y
responsabilidad por orientar y reorientar permanentemente, no sólo su desempeño
frente a grupo sino todas las acciones de la institución hacia el cumplimiento
de la misión pedagógica, que determinen una práctica docente abierta,
flexible, dinámica, planeada y sistemática, enfocada al logro de aprendizajes
significativos y de calidad para sus alumnos.
El
docente, por esa razón, se sigue considerando como el eje principal de la
reforma educativa y sobre quien recae la mayor de las responsabilidades: lograr
que los estudiantes aprendan lo que tienen que aprender en el tiempo destinado
para ello.