El respeto: Cualquier persona puede tener pensamientos y opiniones diferentes a los nuestros, no
compartirlo no significa no respetarlos. La base del respeto favorece la buena relación con tus
vecinos. Tenemos que aceptar las ideas diferentes a las nuestras sin prejuicios ni discriminaciones.
Esto no implica que no podamos discutir o rebatir estas opiniones, pero siempre dirigiéndonos al otro
con tolerancia
La cordialidad: Entendemos ésta como una actitud amable en nuestra relación con los vecinos. No
cuesta nada saludar a tu vecino o dar los buenos días, por ejemplo. Esto facilita un ambiente de
cordialidad en las relaciones vecinales y personales.
Escuchar y dialogar: Es muy importante saber escuchar e intentar conocer a la otra persona y sus
circunstancias en el caso de que tengamos en conflicto vecinal. El dialogo con nuestros vecinos es
primordial para una buena convivencia y para evitar que los conflictos o desencuentros puntuales
puedan convertirse en un problema de peso.
Compromiso: en toda comunidad tiene que haber una sensación de unidad. Mantener este
sentimiento es primordial para el buen funcionamiento y la cohesión del grupo de vecinos. Si alguno
de los vecinos no se siente integrado en la comunidad
Paciencia: siempre encontraremos actitudes o situaciones que no nos gusten y que pueden perturbar
la calma de la comunidad en un momento dado. Hay que distinguir entre las acciones puntuales y las
reiterativas. Si te molestan los lloros de un bebé o una cena de amigos que se alarga más de lo debido,
hay que pensar que esto puede pasarte a ti algún día. Sé paciente y no te arriesgues a perder una
buena relación vecinal por una molestia ocasional