La formación continua, que en italiano se llama aggiornamento, hace hincapié en el hecho de que los recursos cognitivos movilizados
por las competencias deben estar al día, adaptados a condiciones de trabajo en
evolución y transformaciones identitarias.
Saber explicitar sus prácticas
Nota:
Saber analizar y explicitar dentro de la formación continua
es reflexionar y autoformarse a través de métodos personales y colectivos.
Establecer un balance de
competencias y un
programa personal de
formación continua
propios
Nota:
La lucidez profesional también consiste en saber cuándo se
puede progresar por lo medios que ofrece la situación (individualmente o en equipo)
y cuándo resulta más económico y rápido exigir nuevos recursos de autoformación con aportaciones externas propiciando una práctica espontánea
Negociar un proyecto de formación
común con los compañeros (equipo,
escuela, red)
Nota:
Una formación común hace evolucionar el conjunto del grupo, en condiciones más cercanas de lo que unos y otros viven cotidianamente. Esto representa una oportunidad para avanzar más deprisa si las condiciones se prestan a ello, así mismo puede reforzar una cultura de cooperación; pero también se corre el riesgo de que se produzcan conflictos y
sufrimiento.
Implicarse en las tareas a nivel general de
la enseñanza o del sistema educativo
Nota:
Es una vía de formación continua muy productiva. Esta clase de experiencia
impone una decentración, una visión más sistémica, la concienciación de la
diversidad de prácticas y discursos, una percepción más lúcida de recursos y obligaciones de la organización, así como desafíos a los cuales ésta se enfrenta o se enfrentará.
Acoger y participar
en la formación de
los compañeros
Nota:
Formar a alguien es
una de las formas más seguras de formarse. La preocupación de compartir conocimientos o crear experiencias formadoras lleva a explicitar, organizar y profundizar en lo que se sabe, también conduce a reconocer sus propias prácticas.