ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta
ideas principales
La división internacional del trabajo consiste en que unos países se
especializan en ganar y otros en perder.
Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó
en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron
a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta.
Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina
no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron.
Se ha oído hablar de concesiones hechas por América Latina al capital extranjero, pero no de
concesiones hechas por los Estados Unidos al capital de otros países…
Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días,
todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha
acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder.
ideas secundarias
la region de america latina continúa existiendo al servicio de las
necesidades ajenas,es decir al servicio de las demas
Dentro de América Latina, la opresión de los países pequeños por sus vecinos
mayores y, fronteras adentro de cada país, la explotación que las grandes ciudades y
los puertos ejercen sobre sus fuentes internas de víveres y mano de obra.
Potosí, Zacatecas y Ouro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de
los metales preciosos al profundo agujero de los socavones vacíos, y la ruina fue el destino de
la pampa chilena del salitre y de la selva amazónica
ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la
mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa
El ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es siete veces mayor que
el de un latinoamericano y aumenta a un ritmo diez veces más intenso.
Hasta la industrialización, dependiente y tardía, que cómodamente coexiste con el latifundio y
las estructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la desocupación en vez de ayudar a
resolverla
ideas tercearias
La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista aboga los vastos suburbios del sistema. Del
mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes – dominantes hacia
dentro, dominadas desde fuera- es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de
bestias de carga.
Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra
pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos.
La fuerza del conjunto del sistema imperialista descansa en la necesaria desigualdad de las partes que lo
forman, Y esa desigualdad asume magnitudes cada vez más dramáticas.
los capitales que América Latina podría destinar a la reposición, ampliación y creación de fuentes de producción y
de trabajo.