Es una enfermedad crónica en la que se inflaman las
articulaciones produciéndose dolor, deformidad y dificultad
para el movimiento, aunque también puede afectar otras
partes del organismo.
Patofisiologia:
La patogenia de la AR es compleja y en ella intervienen diferentes poblaciones celulares implicadas en
la respuesta inmune innata y adquirida. En su patogenia participan células residentes en la membrana
sinovial, como los sinoviocitos B de estirpe fibroblástica o los macrófagos de la íntima, y las células
inflamatorias provenientes de la sangre como los linfocitos T, los linfocitos B y los monocitos. Todas
ellas contribuyen a la transformación agresiva del fenotipo de los sinoviocitos B y al desarrollo de un
intenso infiltrado inflamatorio cuyo resultado final es la destrucción del cartílago y del hueso
subcondral
La activación de las células T CD4+ es el punto de partida de una cascada de fenómenos
proinflamatorios con producción de gran cantidad de citocinas y proliferación celular que, en caso de
perpetuarse de forma mantenida, como ocurre en la AR, da lugar a una inflamación crónica muy
activa, capaz de destruir los tejidos en los que se desencadena, principalmente en las articulaciones
en el caso de la AR. En la membrana sinovial comienzan a proliferar las células infiltrantes
provenientes de la sangre, como los propios linfocitos T y sus subtipos, y también los linfocitos B. Los
monocitos se diferencian en macrófagos y osteoclastos y, además, activan a los condrocitos
articulares. En este medio se producen grandes cantidades de citocinas proinflamatorias como la
interleucina (IL)-1, la IL-6 y el factor de necrosis tumoral (TNF) entre otras muchas. Las células B
producen también autoanticuerpos como el factor reumatoide o los anticuerpos antipéptidos
citrulinados.
Factores de riesgo:
Edad: 40 - 60 años
Tabaquismo
Sexo: Las mujeres tienen más probabilidades de
padecerla
Exposición ambiental
Obesidad
Antecedentes familiares
Diagnostico clinico
Articulaciones doloridas, calientes e hinchadas
Rigidez de las articulaciones que generalmente empeora a la mañana y
después de un tiempo de inactividad
Fatiga, fiebre y pérdida de peso
Estudios de laboratorio
Dos pruebas de laboratorio que a menudo resultan positivas en
la mayoría de las personas y que ayudan en el diagnóstico son:
Factor reaumatoide y anticuerpos ciclicos citrulinados
Otros exámenes que se pueden hacer incluyen:
Conteo sanguíneo completo, Proteína C
reactiva, Tasa de sedimentación
eritrocítica y Radiografías de las
articulaciones
Factor reumatoide
Valor normal: menos de 15 IU/mL
Autoanticuerpo, una inmunoglobulina de tipo IgM producida por el sistema inmune del organismo. Los
autoanticuerpos atacan a tejidos propios, identificándolos como si fueran estructuras extrañas. A pesar
de que no se conoce con certeza la función del FR, su presencia es útil como marcador de actividad
inflamatoria y autoinmune. Esta prueba detecta y mide la presencia de FR en la sangre.
Tratamiento
En la actualidad, no existe cura para la AR y tal vez hasta que no se conozca una causa de la AR,
probablemente no será posible erradicar la enfermedad por completo. Sin embargo, el tratamiento
inmediato es crucial y en la actualidad existen tratamientos con medicamentos muy eficaces. Los
métodos actuales de tratamiento se centran en: • aliviar el dolor • reducir la inflamación • detener o
retrasar el daño articular • mejorar las funciones y el bienestar del paciente
El metotrexato es el DMARD más comúnmente utilizado para la AR. La leflunomida y la hidroxicloroquina
también se pueden utilizar.