La microbiota que se encuentra en nuestra
piel puede dividirse en dos tipos: la microbiota
residente y la microbiota transitoria.
La residente, es decir, la microbiota habitual,
en la mayoría de personas está constituida
principalmente por microorganismos de los
géneros Staphylocococcus, Corynebacterium
y Acinetobacter.
La microbiota transitoria es aquella que llega a
nuestra piel por el contacto directo con superficies
contaminadas o por aerosol. Esta microbiota puede
estar constituida por bacterias, virus, parásitos u
hongos, causantes en muchos casos de
toxiinfecciones alimentarias.
Conjunto de microorganismos que se encuentran generalmente
asociados a tejidos sanos (piel, mucosas, etc.) del cuerpo humano. Los
microorganismos residen en estos lugares de forma más o menos
permanente y en algunos casos realizan funciones específicas.
Los factores externos como la polución, sol,
temperatura… y los internos como estilo de
vida, dieta, tratamientos… afectan a la
microbiota.
Cada persona tiene una microbiota distinta,
ésta queda determinada desde nuestro
nacimiento y varía en función de la edad, el
estilo de vida y el entorno.