Es la ciencia aplicada a la resolución de problemas concretos. Constituye un conjunto de
conocimientos científicamente ordenados, que permiten diseñar y crear bienes o servicios que
facilitan la adaptación al medio ambiente y la satisfacción de las necesidades esenciales y los deseos
de la humanidad.
La actividad tecnológica influye en el progreso social y
económico, pero si su aplicación es meramente
comercial, puede orientarse a satisfacer los deseos de
los más prósperos (consumismo) y no a resolver las
necesidades esenciales de los más necesitados. Este
enfoque puede incentivar un uso no sostenible del
medio ambiente.
El desarrollo tecnológico alcanzado permitió a la humanidad abandonar por primera vez
la superficie terrestre en la década de 1960, con lo que inició la exploración del espacio
exterior.
Actualmente hay una era tecnológica, etapa
histórica dominada por la producción de bienes
y por su comercialización, en la que el factor
energía tiene un papel primordial.1 Toda la
actividad científico-técnica gravita
permanentemente sobre el bienestar humano,
sobre el progreso social y económico de los
pueblos y sobre el medio ambiente donde se
manifiesta la actividad industrial
En la prehistoria, las tecnologías han sido usadas para satisfacer necesidades
esenciales (alimentación, vestimenta, vivienda, protección personal, relación social,
comprensión del mundo natural y social), y en la historia también para obtener
placeres corporales y estéticos (deportes, música, hedonismo en todas sus formas) y
como medios para satisfacer deseos (simbolización de estatus, fabricación de armas y
toda la gama de medios artificiales usados para persuadir y dominar a las personas).