La planeación fiscal hoy: la naturaleza
del tema La justificación social El
impuesto siempre beneficia al Estado:
reinversión, empleo, beneficios a la
comunidad y gasto
La justificación cultural
La planeación fiscal es
un producto de la
cultura
La justificación psicológica El impuesto es
visto más como obligación que como
acción voluntaria
La justificación política Es conveniente para el
Estado el ejercicio impositivo Su significación
pragmática Al Estado le corresponde por
derecho la planeación fiscal
La mutabilidad de las leyes fiscales
Reformas, adecuaciones, cambios y
transformaciones en materia fiscal
Las deficiencias de las leyes
fiscales Deficiencias en
redacción, sentido, conexidad,
omisión, opción, imprevisión,
insuficiencia, exclusión, etc.
La autonomía
del derecho
tributario
Las normas tributarias tienen
autonomía ya que los preceptos legales
de otros órdenes solo son
contemplados para efectos fiscales,
cualquier otro aspecto jurídico de los
hechos, solo quedan sujetos a las leyes
tributarias. Eso es benéfico porque no
siempre existe relación entre la
disposición tributaria y la de otro orden
Las perspectivas
Los factores que permiten asegurar la
perpetuidad de la planeación fiscal son
muchos y variados como: -La humana
imperfección de las leyes -La
subsistencia de ciertas instituciones
jurídicas tan clásicas como
inconmovibles. - La diversidad misma
del ámbito del Derecho. -La
multiplicidad de fórmulas de acción
humana. - Pero, sobre todo: los infinitos
alcances de la imaginación, siempre
fértiles y creativos ante los cambios.
La integridad
Dentro de la planeación fiscal
existen muchas posibles
combinaciones de estrategias que
se pueden adoptar lo que hace
que las perspectivas de utilizarle
se multipliquen, por eso se dice
que la planeación es integral, es
decir que comprende un grupo de
estrategias para lograr el ahorro.
La originalidad
Debido a las múltiples posibilidades
de combinar estrategias, se debe de
aplicar en cada caso de acuerdo con
las circunstancias, es decir cada
caso es único u original para no
correr el riesgo del fracaso.