Los seres humanos tienen una fuerte tendencia a formar
grupos, a señalar a esos grupos con unas marcas distintivas y
a adoptar unas actitudes muy claras hacia grupos más o
menos cercanos o distantes.
Explicaciones contrarias.
Hace 50 años, tras las teorías
pseudocientíficas de los nazis sobre la
raza, los observadores se resistían a
aceptar cualquier explicación de la
conducta humana basada en la
biología.
Los especialistas encuentran analogías en
otros grupos de primates y buscan indicios de
la posible relación existente entre ciertas
partes del cerebro -o unos genes concretos- y
la tendencia a reconocer diferencias entre
grupos o las distintas relaciones que pueden
imperar entre ellos.
La época actual es diferente.
Con la invención de armas de
destrucción masiva como el
armamento nuclear, la relación
entre los grupos humanos ha
pasado el Rubicón.
Hemos vivido dos guerras mundiales que han
afectado a gran parte del planeta, y poseemos
armas nucleares, biológicas y químicas que
pueden cruzar fronteras y dejar el mundo in
habitable.
Aunque prohibir las guerras y las
armas es una idea muy noble, es
improbable que pueda tener éxito.
Una meta razonable el
respeto hacia los demás.
En un mundo que cuenta con centenares de países,
con miles de grupos que hablan miles de lenguas y
con más de 6 mil millones de habitantes.
sin odiarnos mutuamente, sin querer
dañar o matar a los demás y sin
dejarnos llevar por inclinaciones
xenófobas
Quienes tienen el espíritu más optimista optan por el
lenguaje romántico, siguen el ejemplo del poeta
W.H.Auden, quién en vísperas de la segunda guerra
mundial dijo: ''Debemos elegir entre amarnos los unos
a los otros o perecer''.
Hitos del desarrollo.
Los niños de una guardería ven u oyen el dolor de otro
niño y manifiestan su conciencia de ello gimiendo o
llorando ellos también.
La capacidad de diferenciar unos grupos de otros también surge mucho antes de
que empiecen la educación formal.
Lo ideal sería que la
responsabilidad de fomentar el
respeto a las diferencias y de
demostrar públicamente ese
respeto.
Con frecuencia se da una disociación
entre la expresión pública de la
tolerancia y otras señales más sutiles
de esnobismo o exclusión.
Un entorno educativo respetuoso.
El cometido de los educadores está cada vez más
claro, Si queremos formar adultos respetuosos
con las diferencias tendremos que ofrecer
lecciones y modelos educativos que fomenten esa
actitud.
Los estudiantes toman buena
nota del trato mutuo que se
dispensan los enseñantes.
También ejercen una poderosa
influencia los elementos curriculares
de carácter literario, gráfico y práctico.
El valor del respeto.
Es posible una excelente formación científica,
matemática y técnica en un entorno totalmente
intolerante
El objetivo de formar personas respetuosas con las
diferencias supone una responsabilidad especial para
la enseñanza de las ciencias sociales, las
humanidades, las artes y la literatura.
Variaciones de un mismo tema.
Hay muchas clases de respeto.
Un resultado muy afortunado de este enfoque es la
noción de que los seres humanos forman una sola
comunidad.
Los adolescentes tienen un potencial para el liderazgo
o la empresa que se puede aplicar a muchos fines:
depende de sus mayores y sobre todo los educadores
ayudarles a decidir cómo lo van a utilizar.