Durante la segunda mitad del siglo XIX, predominaron los sistemas de tipo de cambio fijo, destacándose el
patrón oro.
En este régimen, la autoridad monetaria, generalmente el banco central, mantenía una relación de precios
constante entre la moneda nacional y el oro. Por ejemplo, entre 1879 y 1933, una onza de oro se podía
comprar o vender al gobierno de Estados Unidos por 20.67 dólares.
El patrón oro
fue un sistema fundamental en la economía
global, vigente desde la década de 1870
hasta la década de 1930 (con excepciones
durante la Primera Guerra Mundial). Bajo
este sistema, los bancos centrales fijaban
un precio fijo para el oro en términos de su
moneda nacional y utilizaban sus reservas
de oro para mantener ese precio.
Este sistema tenía un impacto significativo
en la economía mundial, ya que la oferta
monetaria y los niveles de precios dependían
de la producción mundial de oro. Cuando se
descubrían nuevas fuentes de oro, como en
California en 1849, los precios tendían a subir
en los países bajo el patrón oro. Por otro lado,
periodos de escasos descubrimientos de oro,
como entre 1873 y 1896, llevaban a precios
estables o en declive
Bajo el patrón oro, el acervo de dinero se
basaba en reservas de oro y monedas de oro
en circulación. Además, el stock mundial de
oro determinaba los niveles de precios en las
economías que lo adoptaban. La evolución de
los precios en Estados Unidos durante ese
período mostró cuatro fases relacionadas con
los descubrimientos de oro y la producción
mundial de este metal.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el
acuerdo de Bretton Woods estableció un
sistema de tipo de cambio fijo entre los países
miembros del Fondo Monetario
Internacional. En este sistema, las monedas
se fijaban en términos de dólares
estadounidenses, que a su vez eran
convertibles en oro a $35 la onza. Sin
embargo, este vínculo con el oro era parcial,
ya que los ciudadanos estadounidenses no
podían poseer oro monetario y la
convertibilidad estaba limitada a gobiernos
extranjeros.
La tendencia global ha sido hacia la
flexibilización de los tipos de cambio, con un
aumento significativo en los tipos de cambio
flotantes y una disminución en los sistemas
intermedios a lo largo de las décadas. Esto ha
sido coherente con un mejor desempeño
económico en países con tipos de cambio
extremos, especialmente las flotaciones.
Tipo de cambio
Fijo
En un sistema de tipo de cambio fijo, el banco
central establece un precio fijo para la moneda
nacional en términos de una moneda extranjera,
conocido como valor par.
En la mayoría de los casos, se considera que la
moneda es convertible, lo que significa que se puede
convertir a la moneda extranjera al precio oficial. Sin
embargo, en algunos casos, la moneda puede ser
inconvertible si el banco central no puede o no quiere
entregar la moneda extranjera al precio oficial.
En la terminología técnica, el tipo de cambio fijo se
refiere a un precio fijo entre dos monedas sin posibilidad
de cambio, mientras que un tipo de cambio ajustable
indica que el precio es fijado por el banco central pero
puede modificarse según las circunstancias.
En la práctica, los bancos centrales suelen ser explícitos
sobre la posibilidad de futuros ajustes en el tipo de
cambio, considerándolo una fijación ajustable. Los
regímenes cambiarios se dividen en tres categorías:
fijaciones duras (irrevocablemente fijas), fijaciones
blandas (fijas pero ajustables) y flotación (determinada
por el mercado).
Es importante distinguir entre las promesas públicas y los
resultados reales en cualquier régimen cambiario. El tipo
de cambio se define como el número de unidades de
moneda nacional necesarias para adquirir una unidad de
moneda extranjera. Sin embargo, Estados Unidos y el
Reino Unido expresan el tipo de cambio de manera inversa
debido a su papel en el sistema monetario mundial.
Cuando un gobierno interviene para respaldar un
tipo de cambio, utiliza técnicas similares a las
empleadas para mantener el precio de productos
como el trigo. Por ejemplo, si el gobierno desea fijar
el precio de la tonelada de trigo en $100 y hay un
exceso de oferta, el gobierno compra trigo a cambio
de dólares para estabilizar el precio deseado.
Tipos de cambio flexibles
En un régimen de tipo de cambio flexible o flotante, la
autoridad monetaria no se compromete a mantener un
tipo de cambio específico. Las fluctuaciones en la oferta
y demanda de divisas se reflejan en el precio de la
moneda extranjera en términos de la moneda local
(denominado tipo de cambio E). La moneda nacional
puede fluctuar libremente en una flotación limpia o
intervenir en el mercado cambiario, lo que se llama
flotación sucia.
En este contexto, una devaluación ocurre cuando E
aumenta en un sistema de tipo de cambio fijo,
mientras que una depreciación es cuando E aumenta
en un sistema de tipo de cambio flotante. Del mismo
modo, una revaluación ocurre cuando E disminuye en
un sistema de tipo de cambio fijo, y una apreciación
es cuando E disminuye en un sistema de tipo de
cambio flotante.
Es importante destacar que un aumento en el tipo de
cambio (E) no indica un fortalecimiento de la moneda
local, sino todo lo contrario. Por lo tanto, los términos
"devaluación", "depreciación", "revaluación" y
"apreciación" se utilizan en lugar de "aumento" y
"disminución" al hablar del tipo de cambio.
el tipo de cambio puede establecerse de dos maneras:
Fijación unilateral: Un país, como Argentina, puede
establecer unilateralmente un tipo de cambio fijo con
la moneda de otra nación, como el dólar
estadounidense. En este caso, el país doméstico asume
toda la responsabilidad de mantener la paridad y no
necesita la aprobación del país extranjero.
Esquema cambiario cooperativo: En este sistema, la
responsabilidad de mantener el tipo de cambio fijo se
comparte entre varios países. Por ejemplo, en el
Sistema Monetario Europeo (SME), las naciones de
Europa occidental compartieron la responsabilidad
de mantener el tipo de cambio. Antes de la
introducción del euro, el franco francés y el marco
alemán estaban atados en el SME. Sin embargo,
algunos expertos debaten si hubo una verdadera
responsabilidad compartida en este sistema.
Tipos de cambio múltiples
Los tipos de cambio múltiples son sistemas
en los que se utilizan diferentes tipos de
cambio para diferentes tipos de
transacciones. Estos sistemas son comunes
en algunos países en desarrollo y pueden
tener varios objetivos:
1-Aislar el mercado de bienes de los
shocks en los mercados de activos
nacionales e internacionales.
2-Limitar las reservas de activos
externos en manos del sector privado
para evitar la pérdida de reservas de
moneda extranjera en el banco
central.
Sin embargo, los tipos de cambio
múltiples pueden llevar a problemas
como subfacturación y sobrefacturación
en las transacciones comerciales, lo que
puede resultar en una fuga de capitales
no registrada en la balanza de pagos.
Además, estos sistemas pueden
distorsionar los flujos comerciales y
desalentar la producción nacional de
bienes exportables. Pueden tener un
impacto negativo en la asignación de
recursos económicos y llevar a una
dependencia insalubre de las
importaciones en el mediano plazo.
Temor a flotar
El "temor a flotar" se refiere a la reticencia de
muchos países a adoptar un sistema de tipo
de cambio completamente flexible y optar
por la flotación de su moneda en los
mercados internacionales. A menudo, estos
países dicen tener un tipo de cambio flexible,
pero en realidad limitan la flotación de su
moneda mediante la regulación o la
intervención en el mercado cambiario.
Convertibilidad de la moneda
La convertibilidad de la moneda se refiere a la
capacidad de las personas para intercambiar la
moneda local por moneda extranjera al tipo de
cambio oficial sin muchas restricciones. Pueden
existir restricciones en forma de prohibiciones de
importación de bienes de lujo o limitaciones en la
compra de activos extranjeros, como bonos y
propiedades en el extranjero. Estas restricciones
pueden aplicarse tanto a transacciones de la cuenta
corriente como a las de la cuenta de capitales.
El FMI se opone a las restricciones en las
transacciones de la cuenta corriente, pero no
exige la convertibilidad en las transacciones de
la cuenta de capitales. A fines de la década de
1990, hubo debates sobre la conveniencia de la
convertibilidad de la cuenta de capitales, con
Estados Unidos y el FMI alentando su
implementación en la mayoría de los países,
mientras que la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
también abogó por ello entre sus miembros.
La inconvertibilidad de una moneda se refleja en
la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el
del mercado negro, conocida como brecha
cambiaria. Cuando no se permite la compra legal
de moneda extranjera o el banco central raciona
el tipo de cambio oficial, surgen mercados
informales. Si la brecha entre el mercado negro y
el tipo de cambio oficial es significativa, indica
que el banco central no está proporcionando
suficiente moneda extranjera al precio oficial, lo
que señala la falta de convertibilidad real.
En la década de 1980 y principios de la década de
1990, varios países mostraron altas brechas
cambiarias, como Angola, Cuba y la Unión
Soviética. Sin embargo, hacia fines de la década de
2000, la mayoría de los países adoptaron monedas
convertibles y las brechas se redujeron
significativamente. A pesar de esto, casos
excepcionales como Zimbabue experimentaron
brechas cambiarias enormes debido a la
hiperinflación, donde el tipo de cambio oficial se
volvió insignificante en comparación con el
mercado negro.
Paridad del poder de compra y arbitraje de tasas de interés
La "ley de un solo precio" establece que el precio de un bien en
dos ubicaciones diferentes debe ser igual una vez que se ajuste
por el tipo de cambio. Esto significa que si un bien tiene un
precio de P* en moneda extranjera en el mercado internacional
y el tipo de cambio es E, entonces el precio interno P en
moneda nacional debe ser igual a EP*.
es una doctrina que extiende el principio de la ley de un solo
precio a una canasta de productos, donde el nivel de precios
promedio en una economía (P) debería ser igual al nivel de
precios internacional (P*) multiplicado por el tipo de cambio
(E). La relación se expresa como P = EP*. Sin embargo, la PPC
tiene limitaciones y solo se cumple bajo ciertas condiciones
poco realistas, como la ausencia de barreras naturales y
artificiales al comercio, que todos los bienes se negocien en
mercados mundiales y que los índices de precios locales se
construyan con la misma canasta de bienes que los índices
mundiales. En la práctica, estas condiciones rara vez se
cumplen exactamente.
Por ejemplo, la PPC puede no cumplirse en casos como los
precios de servicios, donde las diferencias de precios pueden
persistir debido a costos de viaje u otras consideraciones
prácticas, a pesar de que los precios estén expresados en la
misma moneda.
El arbitraje internacional de tasas de interés
se refiere a la búsqueda de oportunidades de inversión o
financiamiento en diferentes monedas en función de las tasas
de interés disponibles. Cuando no se esperan cambios en los
tipos de cambio, los inversionistas tienden a invertir en el
activo que ofrece la mejor tasa de interés.
El arbitraje cubierto de tasas de interés implica la utilización
de contratos a futuro para eliminar el riesgo cambiario al
comprar activos en moneda extranjera. Esto permite a los
inversionistas obtener rendimientos sin riesgo de
fluctuaciones cambiarias.
La curva de retorno
}es un gráfico que muestra las tasas de interés para un tipo
específico de activo a diferentes vencimientos. Por lo general,
presenta una pendiente positiva, lo que significa que las
tasas a corto plazo son más bajas que las tasas a largo plazo.
Esto refleja la relación entre el plazo de vencimiento del
bono y la tasa de interés, donde las tasas varían según la
madurez del activo.
La forma de la curva de retorno puede cambiar con el tiempo
y, en ocasiones, puede tener una pendiente negativa, lo que
se llama "curva de retorno invertida". Esto ocurre cuando las
tasas a corto plazo son más altas que las tasas a largo plazo.
La paridad del poder de compra (PPC)
teoría de las expectativas
es una explicación importante de la estructura
temporal de las tasas de interés. Se basa en la idea
de que existen dos formas de invertir a lo largo de
varios años: mantener bonos a largo plazo o
comprar bonos a corto plazo y reinvertir el dinero
al vencimiento. La teoría sostiene que, en un
mercado sin incertidumbre, estas dos estrategias
deberían proporcionar los mismos retornos.
La relación de equilibrio de mercado se expresa
como (1 + i0,2)² = (1 + i0,1) * (1 + i1,1), lo que
implica que la tasa de interés a dos años es
aproximadamente un promedio de las tasas de
interés a un año en el período actual y el próximo.
La teoría de las expectativas asume que los
inversionistas son neutrales al riesgo y tienen
expectativas racionales. Según esta teoría, si la
curva de retorno tiene pendiente positiva, se
espera que las tasas de interés a corto plazo
aumenten en el futuro. Si la curva es horizontal,
se espera que las tasas de interés a corto plazo
se mantengan en el mismo nivel.
Sin embargo, esta teoría no considera las
preferencias de liquidez de los inversionistas,
que pueden estar dispuestos a aceptar un
retorno más bajo en bonos a corto plazo
debido a su mayor liquidez. La teoría de
preferencia de liquidez introduce una prima
de liquidez para compensar a los tenedores de
bonos a largo plazo por su mayor riesgo.
En resumen, la teoría de las expectativas
proporciona una explicación de la estructura
temporal de las tasas de interés, pero existen
otras teorías, como la de preferencia de
liquidez, que también influyen en la forma de
la curva de retorno.
Devaluación
una devaluación sorpresiva y permanente del tipo
de cambio lleva a la inflación, un exceso de
demanda de dinero y la intervención del banco
central para evitar una apreciación excesiva de la
moneda local. El banco central acumula reservas
de moneda extranjera y aumenta la oferta
monetaria para restablecer el equilibrio en la
economía.