Elegir bien la técnica de estudio más
adecuada para superar un examen y, más
allá, para que los conocimientos se
asienten y sean útiles para la vida diaria
resulta clave. Pero, ¿es que no resulta
eficaz señalar ideas y releer los contenidos
hasta que se quedan grabados en la
memoria?
Si tuviéramos que juzgar por lo extendido de estos
métodos, la respuesta sería que sí: según un trabajo
de campo desarrollado entre el alumnado de 2º de
preparatoria, 3 de cada 4 estudiantes recurren al
resumen como método de estudio más habitual.
Los peores métodos de estudio Los
expertos sostienen que estas
prácticas pueden ser incluso
contraproducentes. La Universidad de
Kent y la Harvard University, por
ejemplo, afirman que ese no es el
camino ni para obtener buenas notas
ni para avanzar hacia un
conocimiento de largo plazo.
Desde estos centros educativos aconsejan mantener tan lejos como sea posible
las siguientes técnicas, por ser las que ofrecen resultados más pobres: Subrayar
los apuntes Releer los apuntes Hacer resúmenes pensando que es la verdad
absoluta sobre el tema en cuestión.
¿Cuáles son los mejores métodos de estudio? Si de la lista
habitual de métodos de estudio se eliminan los anteriores,
¿qué queda? Aunque cueste creerlo, hay margen para dar
con soluciones eficaces que, además, logran que el estudio
sea más llevadero. Son las siguientes:
1. Apuesta por la práctica. “Sustituir la
relectura por la práctica, aunque sea de
última hora, beneficiará a los estudiantes”.
2. Date un respiro entre sesiones. Si eres de los que estudiaban
una asignatura y seguía machacándola sin descanso, cometías
un error. Los expertos recomiendan espaciar las sesiones de
estudio de la misma materia casi hasta que empiece a caer en
el olvido. En ese punto, el estudiante deberá esforzarse por
recordar lo aprendido en un proceso con el que se fijan mucho
mejor los conocimientos.
3. Combina asignaturas. En sintonía con lo anterior, se
recomienda no centrarse en una materia, sino combinar
varias. De este modo, los estudiantes van más allá de la
memorización para alcanzar niveles de aprendizaje
superiores. Además, el espaciado y la mezcla de asignaturas
hacen que un alumno sea capaz de diferenciar mejor los
problemas y de encontrar su solución con más agilidad.
4. No rehúyas los retos. Otro falso mito
es que cuanto más fácil es el
contenido a estudiar, más sencillo es
su aprendizaje. Frente a esto, desde
Harvard instan a elevar el nivel y a
poner al alumnado en ciertas
dificultades para potenciar el esfuerzo.
Con esto se logra un aprendizaje más
potente y más facilidad para integrar
conocimientos y para ponerlos en
práctica.