Erstellt von Cinthia Chii
vor etwa 2 Jahre
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (World Health Organization (WHO), 2018), el suicidio es un problema de salud pública grave a nivel mundial. Enfatiza que es un problema 100% prevenible si se realizan intervenciones oportunas y con abordaje multifactorial, multisectorial e integral. El suicidio se encuentra entre las tres principales causas de muerte no accidental en el mundo.
Nos referimos al suicidio como la acción de querer quitarse la vida, sin embargo, en un sentido más amplio este abarca distintas características y fenómenos definiendo esto como algo mucho más complejo ya que sus bases son multifactoriales que se pueden dividir en dos grupos: Conductas suicidas y conductas autolesivas. Conductas suicidas Suicidio consumado: Es la conducta autolesiva con intenciones de morir que sí resulta en la muerte de quien lo lleva a cabo. Intento de suicidio: Se refiere a un comportamiento autoinfligido con alguna intención de morir. El comportamiento puede resultar en una lesión o, si la lesión no ocurre, si por lo menos involucra potencial de lesiones. (Piqueras, J. y Castellvi, P.,2018) Actos preparatorios hacia una conducta suicida inminente: Son los actos, medidas o la preparación que toma el sujeto con intención de hacerse daño sin llegar a hacerlo (o no de gravedad) ya sea porque se detuvo por el mismo o por otras personas. Ideación suicida: Son los pensamientos de muerte que tiene le sujeto pero sin llegar a hacerlos realidad.
Conductas autolesivas Autolesiones sin intención de suicidio: Se trata de un comportamiento que se caracteriza por infringirse lesiones a uno mismo como cortes superficiales, arañazos, golpearse, quemarse sin intención de quitarse la vida si no por otros motivos que pueden ser ansiedad, angustia, etc. Eventos potencialmente suicida: Las lesiones autoinfringidas son claras pero no es claro porque motivo lo hizo.
Factores de riesgo Las causas de la conducta suicida siempre se han considerado como un constructo multifactorial en el que intervienen múltiples factores y existen diversas interacciones entre sus factores de riesgo tanto en adolescentes como en cualquier franja de edad (Franklin et al., como se cito en Piqueras, J. y Castellvi, P., 2018). Factores Biológicos: Baja concentración del ácido 5-hidroxiindolacético en el líquido cefalorraquídeo de los suicidas; elevados niveles de actividad de la enzima MAO en las plaquetas; papel de los ejes hipotálamo-hipófisis suprarrenal e hipotálamo-hipófisis-tiroides en la génesis de la depresión; depleción global de catecolaminas y predisposición genética a padecer enfermedades suicidógenas. (Gutiérrez-Quintanilla, 2013). Factores Psicológicos: Los principales son la baja autoestima, nulo control emocional, depresión, eventos estresantes (duelo por alguna pérdida significativa, dificultades económicas, bullying), adicciones, trastornos de ansiedad, enfermedades psiquiátricas, antecedentes en la familia, por mencionar algunos importantes. Factores Sociales: Exceso de individualización y falta de integración (suicidio egoísta), exceso de integración social y falta de individuación y de protección (suicidio altruista), ruptura brusca del equilibrio existente entre el sujeto y la sociedad (suicidio anómico) y excesivo control y reglamentación que limita sustancialmente el porvenir del sujeto (suicidio fatalista) (Gutiérrez-Quintanilla, 2013). Poner atención a los distintos factores de riesgo nos hará reaccionar a tiempo para hacer algo al respecto y prevenir conductas suicidas y de autolesivas.
Mitos y creencias sobre el suicidio I. Una vez que una persona ha tenido una tentativa de suicido siempre será un suicida. Si bien los pensamientos pueden presentarse otra vez, no son permanentes ni crónicos. Una persona que ha sufrido de esto puede tener una vida sana y feliz. II. Hablar sobre suicidio es una mala idea ya que puede desencadenar más suicidios. Mas que incentivar, hablar de esto abiertamente ofrecerá una alternativa a quien sufra de pensamientos suicidas para hablar de esto y considerar otras opciones. Este es el primer paso para la prevención. III. Solo las personas con trastornos mentales manifiestan conductas suicidas o todas las personas que se suicidan están deprimidas. Muchas personas que presentan trastornos mentales no están afectadas por conductas suicidas y no todas las personas que se quitan la vida tienen trastornos mentales. IV. La mayoría de suicidios suceden de forma repentina y brusca sin ningún tipo de aviso o advertencia previa. La realidad es que la mayoría de los suicidios (no todos) dan señales de aviso desde mucho antes, ya sea de manera verbal o con conductas. Para eso es importante estar alerta a los factores de riesgo. V. La persona que se suicida quiere morir o está determinada a morir. Esto no es una regla general, casi siempre lo que se busca es parar el sufrimiento que se esta viviendo, lo cual es muy distinto a querer morir. VI. La gente que habla sobre suicidio no quiere decir que quiera hacerlo o, dicho de otro modo, quien amenaza con suicidarse nunca se suicida. Mucha gente cree que esto es meramente como algo para llamar la atención o una forma de victimizarse sin embargo esto es una llamada de auxilio. Lo mejor es cuchar y preguntar a las personas que manifiestan alguna conducta de este tipo. (Piqueras, J. y Castellvi, P.,2018).
En cada uno de los factores de riesgo que identificamos podemos ver que muchos de ellos son potencialmente prevenibles y que con una identificación temprana y un tratamiento adecuado se podrían reducir sustancialmente el número de casos de suicidio y mejorar la salud de los individuos que están en riesgo. La prevención debe estar encargada no solamente del sistema sanitario también debe ser responsabilidad del sistema educativo, social, familiar, etc.
Intervención y tratamiento de las conducta suicidas Terapia Tratamiento farmacológico Fármacos antidepresivos Litio (Se desconoce el mecanismo fisiopatológico por el cual el litio reduce el riesgo de suicidio, aunque podría deberse a una reducción de la impulsividad, de la agresividad y de la falta de control conductual) Fármacos anticonvulsivantes Fármacos antipsicóticos A grandes rasgos, estos dos puntos son los principales para el tratamiento de la conducta suicida sin embargo van a variar según el caso, para fines prácticos nos enfocaremos más en la terapia: 1.1. Terapia cognitivo-conductual: Aunque los modelos cognitivo y conductual de forma independiente parten de supuestos diferentes, se denominan terapias de corte cognitivo-conductual a aquellas modalidades de terapia que comparten técnicas cognitivas y emplean de forma sistemática técnicas conductuales. Es más fácil desarrollar procesos mentales saludables y tratar con los pensamientos suicidas, de depresión, desamparo, desadaptativos, etc. si llevamos de la mano al paciente con acciones que provoquen estos estados mentales saludables. 1.2. Terapia Interpersonal: La TIP tiene muchos aspectos en común con la terapia cognitiva, aborda principalmente las relaciones interpersonales actuales y se centra en el contexto social inmediato del paciente. Las sesiones de terapia están estructuradas y se centran en facilitar la comprensión de los sucesos más recientes en términos interpersonales y en la exploración de formas alternativas de manejar dichas situaciones. 1.3. Terapia familiar: La TF toma como modelo la teoría general de sistemas y hace de las relaciones familiares el foco principal de su intervención, se entiende la familia como un sistema en el que todos los miembros están interrelacionados, de forma que si uno de los miembros presenta un problema, los demás miembros participan de alguna forma en su generación, mantenimiento y resolución. 1.4 Terapia psicodinámica: Deriva del psicoanálisis y se basa en la teoría de Freud acerca del funcionamiento psicológico (del inconsciente). Una variante de este tipo de tratamiento, aplicada en pacientes con conducta suicida, es la terapia psicodinámica deconstructiva. Es un tratamiento estandarizado desarrollado para problemas complejos de conducta, como adicciones, trastornos de la alimentación y también para autolesiones y conducta suicida recurrente. Esta terapia favorece la elaboración e integración de experiencias interpersonales y atribuciones de uno mismo y de otros y se basa en una alianza terapéutica positiva. (Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida, 2010)
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