El
MGEE es un modelo constituido por elementos que tienden a favorecer la
gestión escolar y pedagógica, en especial, el logro del aprendizaje de los
alumnos.
COMPONENTES DEL MODELO DE GESTIÓN EDUCATIVA ESTRATÉGICA
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Fomentar progresos constantes en las
formas de gestión para potenciar las condiciones que detonen mejores resultados
de logro educativo, al promover competencias colectivas y prácticas
innovadoras de gestión institucional, escolar y pedagógica, donde cada actor
escolar asuma su compromiso con la calidad educativa” (SEP, 2010, p. 85).
Propósito del MGEE
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COMPONENTES DEL MODELO....(MGEE)
1.- Liderazgo compartido
2.- Trabajo colaborativo3.- Prácticas docentes flexibles4.- Planeación estratégica5.- Evaluación para la mejora continua6.- Participación social responsable7.- Rendición de cuentas8.- Libertad en la toma de decisiones
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LIDERAZGO COMPARTIDO
Se
delegan responsabilidades, se comparte el compromiso, se potencia a otros para
que actúen e intervengan, se asume que no se sabe todo y no se tiene por qué
saberlo.
El
líder directivo efectivo se preocupa y ocupa del desarrollo de los procesos y
de las personas. Así, prima un interés superior por lograr los objetivos y
cumplir las metas, que además son compartidas por el equipo de docentes,
personal de apoyo, padres de familia y alumnos.
El
liderazgo es factor determinante para el aseguramiento de propósitos que
resultan fundamentales para la calidad educativa, la transformación de la
organización y el funcionamiento interno de las escuelas, así como de la
gestión institucional centrada en la escuela y el aseguramiento de los
aprendizajes.
El
liderazgo se vuelve más efectivo cuando permite la corresponsabilidad porque
logra que todos participen en igual medida, conlleva un cambio en las
relaciones de poder y en el control social a la hora de la toma de decisiones.
El trabajo colaborativo se entiende como la suma de esfuerzos de
una organización educativa para lograr objetivos comunes en el marco de una
cultura efectiva de apoyo, encaminada a alcanzar una visión compartida; anteponiendo
su interés para lograrlo. Impulsar este componente supone una comunicación
abierta, el intercambio de ideas y el aprovechamiento de la pluralidad de ideas
en un estricto orden profesional.
Establecer
un sistema de colaboración contribuye a la generación de un clima
organizacional que posibilite la libre expresión, la comunicación
bidireccional, el diálogo en el tratamiento y la resolución de conflictos,
confianza, armonía y respeto en las relaciones interpersonales, donde se
establezcan acuerdos y se cumplan.
El
MGEE asocia este componente con el desempeño profesional del personal docente,
que toma en cuenta las características, capacidades, estilos y ritmos de
aprendizaje de los alumnos, y permite proporcionar oportunidades pedagógicas
diferenciadas. En este sentido, se tiende a una atención diversificada que
aproveche múltiples recursos y medios didácticos.
Las
prácticas docentes flexibles son la propuesta que el MGEE hace a los maestros,
respecto a las formas y los fines de su práctica cotidiana que, más allá de
conformarse con lograr un conjunto de contenidos curriculares, debe asegurar
que los alumnos desarrollen competencias que les permitan integrarse y
desenvolverse con plenitud en los niveles educativos posteriores y en la vida
misma.
En
este modelo, se asume que un docente, antes de enseñar, debe tener la
disposición a aprender; aprender de los demás y de su propia práctica, a fin de
que pueda acumular el “saber” y desarrollar el “saber hacer” resolviendo
situaciones complejas.
El
mayor reto del equipo docente es alinear la planeación estratégica escolar con
la planeación didáctica, de tal modo que los principios filosóficos que se
proponen en el MGEE se consoliden en la gestión de los aprendizajes.
Se
apuesta a que el equipo de docentes centre su preocupación y responsabilidad
por orientar y reorientar permanentemente, no sólo su desempeño frente a grupo
sino todas las acciones de la institución hacia el cumplimiento de la misión
pedagógica, que determinen una práctica abierta, flexible, dinámica, planeada y
sistemática, enfocada al logro de aprendizajes significativos y de calidad para
sus alumnos.
Parte
de retomar el sentido del qué, del cómo, del cuándo y del para qué se planea.
La
planeación estratégica es definida como el proceso sistémico y sistemático para
la mejora continua de la gestión, derivado de la autoevaluación y basado en
consensos, que direcciona las acciones del colectivo escolar hacia escenarios
deseados a mediano plazo.
Una
planeación estratégica es participativa cuando en la escuela se involucra a los
alumnos, padres de familia, maestros, director y, como apoyos externos, al
supervisor, jefe de sector y/o de enseñanza. Su diseño, ejecución y seguimiento
es responsabilidad de todos ellos.
La
planeación estratégica es el conjunto de procesos de diseño, desarrollo y
operación de proyectos de intervención que relacionan las metas y las
competencias institucionales con las demandas y las oportunidades. Es un
cálculo que a partir de las situaciones existentes se orienta a las metas y
objetivos con una clara visión, resguardando los aspectos de implementación y
su respectiva evaluación.
Cuando
la planeación se convierte en un proceso que se realiza de forma permanente,
participativa y con base en consensos, no hay un planificador sino un
facilitador de la planificación situada dentro de la comunidad educativa; misma
que se convierte en un sistema de auto-organización, autorregulación y
autoplanificación.
Para
que la planeación estratégica contribuya a la mejora continua debe ser
realista; objetiva; basarse en datos, hipótesis o supuestos; apuntar hacia la
construcción conjunta y basarse en un compromiso compartido por quienes
intervienen en el proceso educativo.
Se define como la valoración
colectiva y crítica de los procesos implementados en sus fases de planeación,
desarrollo e impacto, caracterizado por una actitud que asume la
responsabilidad por los resultados propios y con apertura a juicios externos,
factores fundamentales para la toma de decisiones.
La
evaluación como medio para la revisión de los procesos permite la formulación
de estrategias de intervención propias para cada situación, mismas que deben
discutirse, acordarse y consensarse para potenciar la satisfacción colectiva en
función de mejoras sustanciales.
La evaluación para la
mejora continua es un componente imprescindible del MGEE; es una oportunidad
para dialogar, compartir observaciones y preocupaciones, y construir o
fortalecer el trabajo colegiado entre actores educativos. Es también útil para
modificar las formas de ver y entender lo que acontece en el hacer educativo,
“implica generar procesos y formas de trabajo colegiado dirigidas a
autorrevisar lo que se hace, repensar lo que se podría cambiar y consensuar
planes de acción”.
En
la escuela, está referida a la participación de los padres de familia,
comunidad y organismos interesados en el acontecer de la escuela, en cooperar
con el colegiado en la formulación y ejecución del plan escolar tomando
decisiones conjuntas y realizando tareas de contraloría social.
Los
órganos oficiales que desde la escuela estimulan dicha relación, aunque no son
limitativos, son los Consejos Escolares de Participación Social (CEPS) y las
Asociaciones de Padres de Familia (APF).
El
modelo propone este importante componente por considerar ineludible la
responsabilidad de la escuela al vincular acciones con la comunidad de la que
forma parte.
No es posible
concebir una escuela que busca incrementar su calidad, que no incluya la
valiosa colaboración del sector padres de familia.
Se refiere a los procesos que
establece la escuela para informar a la comunidad educativa de las actividades
y resultados de su gestión; comprende el clima organizacional y el áulico, el proceso
de enseñanza y aprendizaje de los alumnos y la administración de los recursos.
La
transparencia y rendición de cuentas implica un cambio cultural basado en la
confianza y en el convencimiento de que lo realizado es por el bien común sobre
intereses personales; consiste en formar y/o recuperar el capital social al
interior de las comunidades con la escuela como su promotora.
Rendir
cuentas supone mostrar a la comunidad qué se hace y cómo se hace, con lo cual
se generan condiciones para solicitar una colaboración más amplia de ésta, pues
la comunidad bien informada está dispuesta a apostarse a favor de los asuntos
relacionados con la fuente que genera la información y, en un dado caso,
convertirse en la proyectora y difusora de esa información.
En
la rendición de cuentas no sólo han de considerarse el aspecto administrativo y
financiero sino también los alcances
colectivos en la transformación de la gestión y, de forma primordial,
comunicar ampliamente el desarrollo de competencias y niveles de logro académico
de los alumnos, lo que representa la importancia de este componente en el MGEE.
La toma de decisiones sólo se
entiende si se considera a los distintos actores educativos quienes, a través
de sus prácticas, ponen en funcionamiento procesos de toma de decisiones a
sabiendas de lo que están haciendo.
En
la medida en que los actores de una institución toman decisiones locales,
incluso ante una situación global, se aproximan a la construcción de una escuela
diferente, inserta en la localidad de la que forma parte, que se desarrolla a
partir y por encima de sus debilidades. Así, este componente del Modelo, es una
gran cualidad que distingue a una escuela vanguardista, de aquella anclada a
viejos modelos que se concretaban a seguir instrucciones.
Se
pretende que los centros educativos puedan tener mayor libertad de operación e
innovación de sus planes y proyectos, pero eso implica que la estructura de la
autoridad educativa, no sólo fomente, sino que favorezca y apoye con
información y demás herramientas para que la escuela no sólo tome decisiones,
sino buenas decisiones en función de la mejora continua.