El conflicto laboral puede entenderse como la imposibilidad de que dos posturas
consigan sus objetivos de forma simultánea, porque son opuestas o porque
persiguen lo mismo a la vez.
Las características del conflicto laboral son:
Son inevitables, es algo normal y
asociado a la propia vida de las
personas.
Son potencialmente peligrosos, ya
que pueden desembocar en graves
problemas.
Los conflictos laborales se engloban dentro de la categoría de los
problemas, pero estos últimos son más objetivables, más concretos y
generalizables. Todos los conflictos son problemas, pero no todos los
problemas son conflictos.
En cuanto a los tipos de conflicto laboral, existen muchas y
diversas clasificaciones, pero de forma genérica y
atendiendo al criterio de utilidad, podemos distinguir dos
tipos,
Los conflictos improductivos (son
perjudiciales para las personas y para
las organizaciones)
Los conflictos productivos (se pueden obtener beneficios
de su resolución, como puede ser: estimular el interés,
aumentar la cohesión del grupo, aumentar la motivación
hacia una tarea, favorecer la autocrítica, mejorar la
motivación por aprender, etc.)
Lo básico para gestionar un conflicto laboral es sentarse a realizar un
análisis exhaustivo del mismo; de ello deberemos obtener como
mínimo la siguiente información:
Si el conflicto es operativo, es decir, por alguna
tarea concreta, o si es personal, con lo que su
resolución es aun peor.
Cuáles son los objetivos de cada una de las
partes implicadas.
Cuáles son los intereses y necesidades de cada
una de las partes.
Quiénes son los protagonistas de dicho conflicto,
tanto las personas que intervienen directa como
indirectamente en el conflicto.
Normalmente, cada persona utiliza, una serie de estrategias de afrontamiento ante los problemas,
que definen su forma de actuar y de gestionar el conflicto laboral. Las más habituales son las
siguientes y las coloco en función de su mayor a menor utilización:
Negarlos: no existe el conflicto, todo está bien, y es mejor dejarlo como se encuentra. Evitarlos: consiste en evitar el enfrentamiento,
postergándolo en el tiempo. Sí reconocemos que hay conflicto, no como en el caso anterior, pero no queremos afrontarlo. Rendirse:
renunciamos a nuestra propia opinión y aceptamos la ajena, aunque vaya en nuestra propia contra. Avasallar: intentamos imponer
nuestra opinión, primando nuestros intereses sobre los demás. Compromiso: intentamos buscar un acuerdo, realizando concesiones
mutuas entre ambas partes del conflicto. Colaboración: intentamos resolver los conflictos de forma creativa y colaborativa.
Pueden ser necesarios, ya que
pueden favorecer el crecimiento
de personas y organizaciones